Arroz viudo y papas pobres.

Entre los múltiples emprendimientos del escritor español Vicente Blasco Ibáñez (1867-1928) se encuentra la fundación de dos colonias en la Argentina: Cervantes, en Río Negro, y Nueva Valencia, en Corrientes. Para poblar esta última, inaugurada en 1911, convocó a un nutrido conjunto de intrépidos y aventureros valencianos.  Entre ellos, desde Simat de la Valldigna vinieron los Folguerá junto con dos familias del mismo pueblo y sesenta en total de toda Valencia. Se instalaron en Corrientes, donde rehicieron sus vidas, progresaron, se casaron o malcasaron. Buscando el progreso que Blasco Ibáñez les prometiera, llegaron a esas tierras con sus sueños de una vida mejor. Pronto ese sueño se desvaneció ante las dificultades con que la colonia tropezó para afianzarse. Algunos volvieron a Valencia, otros se desparramaron por la Argentina. Pero la mayoría continuó en Corrientes, donde sus descendientes constituyen una comunidad arraigada pero que no olvida sus orígenes.  Ésta es la historia del sueño correntino de Blasco Ibáñez, pero también la de aquellos que emigraron tras ese sueño e hicieron de su nueva tierra una Nueva Valencia. No la que se había propuesto Blasco Ibáñez, sino la que lograron a su manera. Una historia y un sueño que aún no han terminado.