La fragilidad de la tolerancia

En el siglo XXI la expansión de grupos fundamentalistas y su creciente influencia en los gobiernos ha reinstalado la intolerancia para justificar sangrientas luchas y guerras preventivas poniendo de manifiesto la posibilidad de una globalización autoritaria y dictatorial. La tolerancia como uno de los instrumentos para salvaguardar la democracia y como vehículo para la convivencia en un mundo que, aunque conectado, está compuesto por una pluralidad de culturas y formas de vida diferentes, se torna un valor imprescindible. Pero la historia muestra que la tolerancia en Occidente parece imposible, o por lo menos, muy frágil. Sin embargo hay culturas, generalmente menospreciadas, que son tolerantes, como los wichí, hecho que demuestra que las razones que la fragilizan y también aquellas que la sostienen no responden a la naturaleza humana sino a los valores que conforman el mundo moral de las culturas. ¿Qué valores la permiten?, ¿cuáles la dificultan?, ¿qué principios prohijaron la intolerancia en Occidente? El análisis de la historia de la tolerancia en la cultura occidental en contraposición con la wichí intenta responder estas preguntas y encontrar las razones que harían posible su ejercicio, porque recelar de la tolerancia es, en realidad, recelar de la libertad.